También
llamado Itzcuintlan o “lugar de perros”, este sitio estaba a la orilla
del caudaloso río Apanohuaia, que el muerto debía atravesar con la ayuda
de un xoloitzcuintle de color pardusco.
TEPECTLI MONAMICTLAN
El
“lugar de los cerros que se juntan”. En este nivel se dice que existían
dos cerros que se abrían y se cerraban, chocando entre sí de manera
continua. Los muertos, por lo tanto, debían buscar el momento oportuno
para cruzarlos sin ser triturados.
IZTEPETL
En
este lugar se encontraba un cerro cubierto de filosísimos pedernales que
desgarraban los cadáveres de los muertos cuando estos tenían que
escalarlos para cumplir con su trayectoria.
ITZEHECAYAN
El
“lugar del viento de obsidiana” era un sitio desolado de hielo y piedra
abrupta. Se trata de una sierra con aristas cortantes compuesta de ocho
collados en los que siempre caía nieve.
PANIECATACOYAN
“El
lugar donde la gente vuela y se voltea como banderas”. Se dice que este
lugar se ubicaba al pie del último collado o colina del Itzehecayan,
donde los muertos perdían la gravedad y estaban a merced de los vientos,
que los arrastraba hasta que finalmente eran liberados para pasar al
nivel siguiente.
TIMIMINALOAYAN
“El lugar donde
la gente es flechada”. Aquí existía un extenso sendero a cuyos lados
manos invisibles enviaban puntiagudas saetas para acribillar a los
cadáveres de los muertos que lo atravesaban. Estas eran saetas perdidas
durante las batallas.
TEOCOYOHUEHUALOYAN
Aquí los jaguares abrían el pecho del muerto para comerse su corazón.
IZMICTLAN APOCHCALOLCA
En
esta “laguna de aguas negras” (Apanhuiayo), el muerto terminaba de
descarnar y su tonalli (su alma), se liberaba completamente del cuerpo.
CHICUNAMICTLAN
Aquí
el muerto debía atravesar las nueve aguas de Chiconauhhapan y, una vez
superado este último obstáculo, su alma sería liberada completamente de
los padecimientos del cuerpo, por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl,
esencia de la muerte masculina y femenina respectivamente.
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